lunes, 10 de diciembre de 2012

¿Y a vos qué te parece? ¡Manzana!


Desencuentros lingüísticos. Malentendidos y confusiones. Palabras cruzadas...

En estos tiempos, en que los adultos se quejan de la forma de hablar de la juventud, con mucha razón, a la vez, ellos hacen un uso del lenguaje que poco ayuda a la difícil tarea de comunicarse. No hablarán como presidiarios, pero son poco claros, y me dan las mismas ganas de partirles algo en la cabeza...Si bien mantienen o tratan de mantener las formas o una manera educada de dirigirse entre ellos, resulta poco práctica su manera de comunicarse.

Hace un tiempo, el gran filósofo Capusotto nos hablaba de los jóvenes que utilizan la palabra "manzana" como una expresión afirmativa, por demás afirmativa, reafirmativa. Muchos adultos sienten que es una falta de respeto y un desguace del idioma. Hasta hoy hay gente que piensa que el lunfardo es igual de repudiable. ¿Saben qué me parece repudiable? Que la gente no se pueda comunicar. Entre todas las muletas comunicativas nefastas que se me pueden ocurrir, no hay nada peor que las formas "anticomunicativas" que erige la gente. Yo no quiero quitarle el valor poético o inquisitivo que puede tener una ironía, pero si la gente puede pasar de estar tomando mate a odiarse para toda la vida por palabras, creo que vale la pena enderezar a los adultos que dejan de hablarse por nimiedades antes de creernos los paladines de la Real Academia Española.

Si bien los jóvenes empezaron a decir "Manzana", fue un invento de los adultos el uso irónico de casi todas las palabras, de allí la desesperante situación de que te tiren un "Manzana". Un equivalente igual de nefasto también fue una invención de la gente que se cree demasiado inteligente. Son tan inteligentes que todos vamos a preguntarles, pero como somos tan idiotas, sólo nos merecemos un "¿Y a vos qué te parece?? Imagínense, situación límite:

Yo: "Quedan 10 segundos para que estalle la bomba , y según pude deducir, debo cortar uno de estos dos cables, no estoy seguro, ¿Cuál?".

Otro: "¿Y a vos qué te parece?".

Yo: "Según lo que me enseñaste, sería el azul".

Otro: "¡Manzana!".

Yo: "Entonces, ¿Es el rojo?".

Otro (Gritando): "¡MANZANA!"...

(Estallamos)

Hoy en una entrevista laboral, mientras respondía un cuestionario, me indican: "No des por sentado o por sobreentendido lo que yo pueda llegar a leer", o algo así. Mucha razón. ¿Frase forra típica de empleador? No, no creo. No esta vez. Eso sí, en el trabajo es uno de tantos lugares que la neurosis se hace presente a la orden del día, y toda la gente se siente mejor diciendo cosas que no se supone que no querían decir, o disfrazando las cosas de lo opuesto, y demás vueltas del habla humano.

¿PARA QUÉ COMPLICAR?

En una aproximación, si tuviera que señalar algo, sin recurrir a las fuentes que estaría bueno recurrir, puedo intuír que viene de las profundidades de la mente. Paso a resumir los fundamentos del planteo que persigo.

La psicología entiende el lenguaje como la capacidad humana que conforma al pensamiento o a la cognición, participando en muchos procesos psicológicos que el hombre posee. Lenguaje y pensamiento se desarrollan paralelamente, se influyen mutuamente. En la interacción constante entre pensamiento y lenguaje, la correlación entre desarrollo lingüístico e intelectual es muy importante. La inteligencia es necesaria en el desarrollo del lenguaje ya que se presupone la capacidad de representación mental para su aparición. El lenguaje, por su parte, se enriquece con la maduración intelectual y, a su vez, es básico para el desarrollo intelectual, pues constituye un medio de adquisición y aporta precisión al pensamiento. Recordemos que el lenguaje es considerada una condición para ser considerado humano, y es lo que nos permite crear cultura.

El poder ver, señalar y nominar las cosas, interiorizarlas y aprehenderlas, es gracias al lenguaje. Todo lo que uno piensa, pasa por el lenguaje. Luego viene un serio y grueso debate sobre el mismo, si es una capacidad innata, con la que nacemos, o por el contrario, tiene un origen cultural y, por tanto, es aprendido o adquirido como tantas otras conductas inteligentes humanas. Interesante para hablar de estas formas locas que tenemos de hablar, pero honestamente, no da por ahora.

Lo que pretendo decir con todo esto es que estas formas de no comunicación tienen que tener un origen en nuestra estructura psíquica. Si preferimos decir "Manzana" a afirmar o rechazar algo, tiene que haber algo que haya arrancado el fruto de la palabra y haya puesto una manzana en su lugar.

Investigando también en materia de psicologías social, me encontré con lo que creía que era justo lo que sucedía (*): son formas de decir algo que queremos decir, que nos desgarramos las vestiduras, nos morimos por decir, pero que existen estos procesos mentales locos que nos impiden. Paso a ejemplificar:

(Antes de continuar,...¡Gracias "Rincón del vago" y otras páginas!)

IMPLÍCITOS: LA MANZANA PROHIBIDA

A ver, yo iba a poner un cuentito que explicase el asunto, pero, ¿Qué sucede? Miren:

Hay ciertas cosas que no hacen falta aclarar, porque todos tenemos ciertas ideas sobre como son ciertas cosas. Por ejemplo, todos sabemos que hay ciertas cosas que no se pueden decir. Esas cosas ponen en conflicto a ciertas ideas, ciertas instituciones, ciertas costumbres...ciertas cosas que damos por ciertas, y que no hace falta nombrar, ciertamente. Hay cierta gente que hace esas ciertas cosas, aunque no deberían. Por ciertas razones obvias, se sabe quienes son, así que, ¿Por qué no se ocupan de esas personas? Resulta que las cosas deben ser de una determinada manera, y que no hace falta decir cómo deben ser. El problemas es que no son como deberían ser, ¿Y a qué se debe? Se los diré: existen ciertas razones porque sucede, y existen ciertas cosas que no permiten que se digan, salvo bajo el nombre de "ciertas cosas"...

...¿Me explico?...


SOBREENTENDIDOS: LA MANZANA DE LA DISCORDIA

"Manuel, fotocopiá la documentación y mandámela, y esta vez,  no quiero ninguna falla".

No me queda claro, lo que sí me queda claro que si no lo hago, o si voy y le pregunto, Patricia se va a re calentar, va a tirar la bronca con su novio el jefe del área, y como estoy a prueba todavía, la empresa va a poder darse el lujo de sacarme a patadas en el culo sin tener que poner un solo peso. Así sucedió con Matías, y lo presencié en segundo día que entré a laburar acá. A ver...

Encuentro esta carpeta en mi box, que según lo que me dijo en el pasillo, debe ser la documentación. Debo mandarle esto a ella...¡No! Si está acá, es porque debería tenerlo yo, como aquella vez que le llevé lo que me pidió que "le mandara" y resulta que tenía que estar en la DGI. Bueh, eso queda claro. Tengo que mandarla...¿Original o fotocopia? Hm...me imagino que fotocopia, no va a querer quedarse sin ella...pero si es para un trámite, te piden el original. Encima, fotocopiar. Yo también, loco, soy más inútil. Nunca me dijo cómo, pero es muy obvio cómo se debe de usar una fotocopiadora. Uno de esos diez botones debe accionarla, y una de estas cuatro bandejas es donde se pone el papel, y en la pantalla, con esos numeritos y letras como de reloj de pulsera...no sí, clarísimo... 

Bah, no sé, no estoy seguro... 



IRONÍAS Y SARCASMOS: MANZANAS PODRIDAS

Entró apresurado al departamento que compartía con Valentina desde hacía ya unos nueve meses, el tiempo que le cuesta a algunas parejas concebir una convivencia neurótica. Tenía más o menos media hora para arreglar el nidito de amor, preparar una comida respetable para su exigente acompañante y arreglarse, a fin de no desatar otra tormenta de ambivalentes comentarios. Pese a su exigencia, Fabri tenía en claro muchas cosas que quedaron bien claras sobre las preferencias de Vale, pues ella siempre fue sincera:


"El mantel que nos regaló tu mamá queda maravilloso en la mesa", le decía ella, y eso que no se lleva bien con la mamá de Fabri, sabe reconocerlo; 

Valentina dice adorar "la manera de dorar la carne en el horno más de lo común", y "los ingredientes para sus ensaladas", que le parecen "por demás originales". La otra vez en el asado de su tío pidió quemadito el vacío, y se sirvió abundante ensalada, así que debe ser eso;

Y finalmente, siempre destaca que, "pese a sus 28 años sigue luciendo orgullosamente su remera de Los Redondos". Siempre que lo ve con ella, le dice lo mismo. Eso sí, nunca escuchó un disco de ellos, ni lo acompañó a ningún recital de Skay, a los que suele ir Fabricio;

...pero Fabricio supone que su novia está feliz con él, desde sus gustos y su personalidad hasta su forma de cocinar, y que es sincera con él a pesar de sus tormentas de ambivalentes comentarios.


PROPUESTA: 

¡Digamos las cosas como corresponde!...


* A mí me gusta leer, pero no para absorber conocimientos. Tengo una metodología personal que busca enriquecerme desde adentro: buscar el conocimiento por intuición e inducción de las cosas, y que la palabra escrita sea sólo una forma de darme cuenta que pude aproximarme a la verdad por mí mismo. Junto con la transmisión oral horizontal del conocimiento, la gente estaría cada vez más ungida de sabiduría.

 

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