Sí, yo también me tiento de desprotricar sin pensar al
encontrarme acosado de propaganda política, pero en el fondo siempre busco la
verdad, sin precipitarme. Es hora de una reflexión previa a las elecciones, un
poco tarde, casi al borde de violar la veda.
Al margen de ello: Siempre pensé que eso no es más que una
patraña burguesa para que no se debata lo que hay que debatir tan cerca del
sufragio, no vaya a ser que se nos caiga el electorado después de una tan
onerosa campaña política que nos asegure otros cuatro (o seis) años de
dominación. Si tiene que haber veda, que sea de una semana, que nos dejen salir
a tomar y discutir (sobre todo lo primero), y que nos den tiempo de asentar en
la cabeza la decisión sin panfletos ni discursos emotivos. De todas formas,
siempre puse en duda el verdadero poder de la propaganda y de la publicidad, al
menos después de cierta edad y de cierto desarrollo intelectual.
De todas las publicidades y de todos los lemas de entre
todos los partidos, vi que se recicló esta frase, que titulaba el discurso del
ex presidente al asumir: "Vengo a proponerles un sueño". Si lo elegí fue porque sirvió de disparador para la
reflexión, como queriendo desenmarañar su dialéctica. Esto no es otro ataque
deliberado y ciego al gobierno K, posible producto de la abstinencia
sexual…Considero que hay mucho que revisar en esta década de historia, y no me
voy a gastar en analizar, por ejemplo, las profecías apocalípticas de Carrió,
por nombrar a una entre los perejiles de derecha, uno más impresentable que el
otro. Considérelo el lector oficialista como una muestra del vestigio de
respeto que me queda por el Kirchnerismo.
Pasados los veinte años, con un poco de cultura y otro poco de
calle, y siempre que las horas cátedra de historia no se hayan ido mirando el
techo, uno ya tiene un bagaje suficiente para entender los hilos que mueven el
poder. No vengo a hablarles de los Illuminatti ni de los alienígenas ancestrales.
Hay que señalar cosas más concretas y más al alcance de todos. En el colegio
nos enseñan que el pueblo es el soberano. Hay mucho de verdad y mucho de
mentira, todo depende de cómo uno haga el ejercicio de soberano, lo cual va más
allá de un voto, de la militancia o de los memes que uno postea en redes
sociales.
La mentira es que se puede depositar toda la confianza y
seguridad de que se cumplan los proyectos a través de la colectividad y la
representación política. Pasan los gobiernos y siguen la desigualdad y la
violencia. De repente estamos todos a la defensiva y adoptamos una visión
“cambalachezca” de la realidad, pero vale aclarar que no es Clarín quien me
hizo llegar a esta conclusión. Los lectores del multimedios no son más que una
contracara de la misma moneda del poder, y se piensan que con golpear una
cacerola se van todos nuestros problemas. Con el solo cuestionamiento del
poder, tanto el militante Pro como el militante K que lee esto ya tiene ganas
de venir con los muchachos a ajusticiarme. Esto es porque no soporta ver que
todas sus energías no hacen más que alimentar a ese monstruo, en lugar de
combatirlo. Ignoran que la política está hecha para que todo el poder del
pueblo se vuelva una forma de sujetarlo, y que el Estado, lejos de velar por
nuestra seguridad y felicidad, está para sujetarnos, para vigilar y castigar.
Ahora, ¿Cuándo esto que es sabido desde hace siglos ya fue
olvidado? ¿Acaso nunca nos lo dijeron? ¿Me van a decir que nunca lo
sospecharon? Si tuviera que señalar algo o alguien, sería al Kirchnerismo. Aquí es donde empezó este sueño. De
una nueva década infame que vació al país, tanto material como espiritualmente,
salimos convencidos de que “son todos ladrones”. ¿Qué pasó? Pues simple,
estimados. Un señor que venía tironeando desde los años ochenta en los pasillos
del poder, presuntamente vinculado al tráfico de cocaína, logró acumular poder
por medio de influencias y ser la mano invisible que tira de los hilos. Esa
persona y sus secuaces lograron desde la cúpula vendernos al villano y luego al
héroe. Se erigió un sistema de corrupción y de violencia, se dividió y
posteriormente vendió la patria para su beneficio, y obligaron al mismo pueblo
a salir a la calle para acabar con un gobierno porque la situación no daba para
más. Años después, tras intentos y fracasos, encontramos a nuestro hombre:
Néstor. Alguien simpático y con un pasado luchador que venía a “proponernos un
sueño”: el de recuperar la dignidad.
Los más fanáticos acá me están volviendo a querer, y los
opositores más obtusos ya me están puteando en su cabeza. La transformación que
lograron los primeros años del Kirchnerismo han logrado captar las mentes y los
corazones de los más radicales, incluso de quien les escribe. Hoy bromeo con
mis allegados diciendo que “soy un K rehabilitado”. Hoy se nos llama “K
arrepentidos”, o “desencantados del Kircherismo”, y la prensa oficialista nos
mete en la misma bolsa de gatos del gorilaje, como desde hace medio siglo
atrás. Yo tuve la mente fuerte para oponerme a lo que se repetía como loro y la
preparación académica para ver en las medidas del Kirchnerismo no sólo la voluntad sino la facultad de recuperar lo perdido, mas hoy no se pueden conciliar las contradicciones.
Costó la vida y la desaparición de más de uno para entender
que el poder es siempre el mismo. Se fueron Mariano Ferreyra, no vimos más a
Julio López, los pueblos originarios pierden derechos, y las mismas familias
siguen en el poder. Todas las manifestaciones en el interior que no te cuenta
nadie, ni Clarín ni 678. El capitalismo es así, y apesta, ya lo sabemos.
Mientras las reglas del juego sean esas, no hay sueño que valga.
¿Y el sueño qué tenía que ver con todo esto? Pues en que hay
que despegarse de los sentimientos a la hora de votar. Los jóvenes son un arma
de doble filo en esto. Las pasiones no sirven para llevar a un país por un buen
rumbo, pues las transformaciones se logran con medidas calculadas, puestas a
prueba y tomadas con frialdad. No puede elegirse a alguien producto de un
arrebato futbolero, ¿Pues cómo entonces? El juego es así, por eso cada vez la
gente vota menos, o se vira más a la izquierda, donde se tiene la base teórica
(a saber, la teoría Marxista) ante todo para “combatir al capital”, antes que
los bombos, los pibes, las frases de Los Redondos, los abuelitos peronistas, y
todo ese material meloso que nos endulza
los oídos.
¿Y cuál es el contra argumento hacia la izquierda? "Es una utopía", o "Nunca los vota nadie", o "Están todos divididos". Finalmente, "Los zurdos quieren matar a todos" y "Son los mismos viejos chotos de siempre". Si es una utopía es porque el poder cuenta con que nunca se realiza. Si no los votan es porque las masas no suelen leer el Manifiesto, pues muchas cosas se caerían de maduro con leer un poco. Si está dividida es porque muchos partidos se han desviado de los ideales del Socialismo. En la izquierda, nadie quiere salir a destruír en sentido literal. Y respecto a la última, pues, la descalificación es lo que queda cuando se ha argumentado apropiadamente.
¿Y cuál es el contra argumento hacia la izquierda? "Es una utopía", o "Nunca los vota nadie", o "Están todos divididos". Finalmente, "Los zurdos quieren matar a todos" y "Son los mismos viejos chotos de siempre". Si es una utopía es porque el poder cuenta con que nunca se realiza. Si no los votan es porque las masas no suelen leer el Manifiesto, pues muchas cosas se caerían de maduro con leer un poco. Si está dividida es porque muchos partidos se han desviado de los ideales del Socialismo. En la izquierda, nadie quiere salir a destruír en sentido literal. Y respecto a la última, pues, la descalificación es lo que queda cuando se ha argumentado apropiadamente.
¿Querés un país justo? Empezá por vos. Las cadenas están
sujetas por el mismo pueblo. No es un simple lazo entre el votante y el
candidato. Está el gobierno nacional, que con sus fuerzas de seguridad te
controla, y en vez de cuidarte, tiene toda una red criminal para dejarte
taradito, para fisurarte y posteriormente usarte, y si no logra fisurarte,
incluso, si pensás y hablás demasiado, tiene lista una patota para hacerte
callar (No, no digo la ganzada que “vivimos en una dictadura”, lo que digo es
que ningún sistema capitalista es ajeno a las mafias para funcionar). Pasadas
esas barreras, están los funcionarios públicos, que cobran generosos sueldos y
otros “estímulos” para que todo salga como la cúpula desea. Éstos responden a
las corporaciones, para que el futuro de todos los inversionistas y peces
gordos de la burguesía marchen sobre ruedas, y dejar contentos así a quienes
ostentan el orden mundial, y otros que prometí que no mencionaría… ¿En serio
pensaste que el Kirchenismo iba a ser ajeno a todo esto?
Más allá del desencanto por el aparato de poder, ahora es mi
turno de hablarte de un sueño. Como te dije, esto del poder del pueblo tiene
algo de verdad. Está en cada uno ser el motor de cambio, empezando por uno. Si
no te pueden fisurar, si no te pueden corromper, si no te pueden hacer odiar a
tu familia y amigos por ser K o anti-K, si no te pueden hacer trabajar hasta la
insanidad, si no te pueden robar el corazón, ya no sos aparato del poder. Los
mafiosos, los agentes del orden, los funcionarios, son todas personas, almas
sensibles, y pueden dejar de ser “un ladrillo más en la pared”. ¿Quién te va a
amedrentar cuando tome conciencia de que está con vos encadenado a la misma
suerte?
No, no te digo que vayas a tomar el poder por las armas (no
por un medio tan indiscreto, ¡che!). Lo que propongo es que dejemos los sueños
y lo metafísico fuera de la política, y que recuperemos el valor de la vida de
cada uno. La política, como tantos otros relatos, como puede un puesto en una
empresa, o la religión (en especial las de occidente), o incluso un cuadro de
fútbol o pertenecer al Ejército de Kiss, ponele, son maneras de hacerte sentir
contenido y feliz dentro del marco de la masividad. Te pensás que hacés
historia perteneciendo y que, de otra manera, hubieses pasado desapercibido,
esa ilusión monstruosa te hace pensar que no existís.
Hoy rompemos otra ilusión y nos acercamos más a nosotros
mismos, pensando que somos el motor de nuestros propios sueños, y no un partido
político. Encontrarás una gigantezca satisfacción al reconocerte únic@ y con el
poder en tus manos. Una banda amiga canta orgullosa una frase: “La tierra está
en mis manos y la voy a hacer girar” (busquen “Psicodelia del espacio sideral”
en el Caralibro, siempre es buen momento para un chivo). No te digo "dejá de soñar, puto", te digo "salí a perseguir tus propios sueños, forro". Con la mente y el
corazón en nuestros sueños, cada quien arma su camino. Si lograste entender que
lo que busco es enriquecerte espiritualmente y no ser un bolas tristes opositor
con ganas de lavarte el bocho a favor de su partidito, me alegro por vos y,
¡Felices elecciones!
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